Desde pequeña aprendí que la vida es una sola, con cosas buenas y malas a las que hay que ponerle muchas veces el hombro, el pecho y la cara, que a veces por más que uno necesite ayuda la ayuda no siempre llega y hay que aprender a resolver el día a día sabiendo sobre la nula o poca esperanza de que la caballería montada llegue de forma estrepitosa sonando la trompeta que puede espantar a todos y cada uno de los fantasmas.
Pero pese a eso seguí creyendo casi de manera irrevocablemente estúpida y confiada en que los súper héroes existían tanto es así que llegan a mi cabeza borrosos recuerdos de cuando en el más innocuo de los paseos pre-escolares y de la mano de mis compañeritos nos encaminamos a la quinta normal para llegar al museo de trenes, el cual para una inquieta y traviesa yo era el paraíso.
pero no es ahi donde cobra vida el retrato y relato de mi infancia si no que en el difuso recuerdo del camino emprendido desde el antiguo barrio brasil hasta el parque, es que se me cruza un súper héroe en pleno camino, que jamas en la vida entendí porque apareció con su capa, antifaz y disfraz de colores, el cual nos señalo la importancia de portarnos bien y ser buenas...tal fue el revuelo que todos se pusieron al rededor de este, querían tocarlo y sentirse super o heroes en algún momento.
Y yo....yo muda de no poder creer como era posible que un heroe, un super heroe estuviera ahí frente a mis ojos y separado por una turba de niños que me separaba de poder sentir esa paz que tanto anhelaba, que buscaba, la necesidad imperiosa a los 3 años de ser una esponja que buscaba de manera enfermiza y enfermante la protección y la confianza que perdió o que nunca le dieron, pero solo me conforme con mirar de lejos como el heroe del super acariciaba las chasconas cabezas, pero ninguna era la mía.
Años después sigo sintiendo esa distancia y ese sentimiento de que para mi no alcanza un super heroe hay días como hoy que esta más latente que nunca, esto pese a las veces que he dicho y repetido que no necesite un heroe, y no un séquito romano que marche al compaz a verme cuando tengo un problema, si no que tener la confianza de poder decir S.O.S... me estoy undiendo y por hoy necesito que pelees por mi, poder descansar en ti y confiar en ti...no que su abrazo represente un vacío artefacto que pretende detener el poco funcional llanto, si no que quiero poder llorar esta pena y que tu abrazo me contenga y me sostenga... porque estoy cansada de sostenerme por tanto tiempo sola...
siempre he dicho que no necesito un heroe o un superheroe, y no es mentira, pero al menos por un día me encantaría sentir que dejo de ser la victima que carga una pesada mochila y poder pasar a ser quien fue marcada pero no mutilada...
"...todo hace vil al material,
podredumbres en tu pecho.
No se que es pero aquí anda algo,
que de explicar no puedo,
un fantasma en el abismo,
atrapado en un quiero,
del último acilo oscuro y estrecho,
me dejaron solo de manos al miedo..."
tiempo al tiempo, Kaskivanos
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