domingo, diciembre 13, 2015

¿cable a tierra?

Perdí mi cable a tierra, perdí mi foco y me perdí a mi.
floto por la vida, sin poder decidir si quedarme o alejarme, 
solo puedo fluir con la vida, 
solo puedo respirar para seguir viviendo, 
solo puedo seguir viviendo para poder avanzar.

Creo que perdí mi cable a tierra, cuando decidí abandonar,
creo que perdí el poder conectarme, cuando decidí no aguantar,
creo que perdí la capacidad de aguantar, cuando el dolor me superó,
creo que el dolor me superó, cuando...cuando...
no se cuando el dolor me superó.

sábado, octubre 17, 2015


Cuando no puedo decir algo en voz alta...lo digo aquí, mi verdad hoy es esta...

Durante mi vida he visto a mucha gente pasar por ella, gente a la que le he tenido mucho, mucho cariño, pero que por distintos motivos se han ido, han desaparecido y no dejo de cuestionarme si seré y el problema por el cual terminan saliendo de mi camino.
Durante mis casi 26 años, la única idea clara que ha pasado por mi mente es que soy desechable, que están aquí mientras aun les sirvo, puesto que suelo ser incondicional (no se querer de otra manera) y cuando ya no les soy útil logran pasar de mi.
Así he aprendido a vivir, así he aprendido a sobrevivir realmente, por lo que hoy no cabe en mi cabeza que las cosas sean de una manera distinta.
No pueden pedirme que crea algo distinto, no puedes pedirme que no crea que en el minuto en que sientas que ya no me necesitas te vas a marchar...porque esto ya ha ocurrido antes y se que seguirá ocurriendo.
Por lo que, cuando me dices te quiero una parte de mi quiere creerte, pero otra muy en el fondo tiene la certeza de que, en algún momento te darás cuenta que no es tan así, seguirás tu vida y yo nuevamente seguiré aquí.


domingo, agosto 16, 2015

yo enterré mis muertos en tierra ♪♪

Ha sido unos días extraños, vago entre el presente por obligación y en el pasado por necesidad, porque hay días en que no entiendo porque todo duele tanto y de esa manera, vago por los recuerdos a ver si eso permite que entienda de donde viene tanta rabia, tanto dolor, haber si entiendo el sentido de sentir que todo esta roto.
Han sido días de recordarte, porque me aterra el olvidarte, pero me cuesta encontrarte, cada vez que camino por nuestras aventuras y todas esas locuras que hicimos juntos siento que te perdí, y cuando aparecen los días malos encuentro rabia y mucho dolor y me pierdo y vuelvo a esos días en que tu divagabas por el mundo de los vivos y de los muertos.
Esos días se presentan cada vez más fuerte en mi cabeza, tanto que a veces creo que estoy ahí y puedo cambiar algo de todo lo que paso, no me arrepiento de haberte dejado ir, ese fue mi regalo un amor libre, sin ataduras, pero no entiendo como en esa entrega permití que me hirieran tanto.
Creo que en la idea de respetar ese otro mundo que era tuyo, me equivoque y confundí respeto con dejar que hicieran lo que quisieran y no me di cuenta porque estaba perdida en tu silencio, en no poder habernos dicho un último te quiero, en esa conversación unilateral donde te reclame con fuerza lo que estaba pasando, que esto era por no cuidarnos lo suficiente y no hacer entender al resto en su minuto que nos debían respetar.
En lo más profundo creo que estarías de acuerdo conmigo, pero ¿cómo saber? siempre quedare con esas dudas.
Estoy a días de cumplir mi última promesa que adquirí ese día de nuestra última conversación, que ambos sabíamos que sería la última, quizás por eso ambos fuimos tan distantes, aun recuerdo que saliste a fumar y yo me moría por abrazarte, pero algo, el miedo supongo, me impidió hacerlo y hasta el día de hoy extraño ese abrazo que no fue y vivo con esa constante. Pese a todo y aunque me tomara un año al fin voy a poder enterrarte, porque yo no solo entierro mis muertos en tierra...

Espero y esto nos sirva a los dos para descansar, he hecho cuanto he podido para cumplir nuestro trato de ese día y con esto sello mi deuda, espero que tu sigas cumpliendo tu promesa y aun después de muerto me sigas queriendo.

domingo, junio 14, 2015

aprendiendo a vivir...

Se supone que sentimos, se supone que amamos, se supone que no escapamos,
porque nadie puede escapar eternamente y nadie puede aguantar el dolor en soledad,
porque vivir solos, es seguir escapando, guardar silencio es seguir escapando, hacer como que nada pasa mientras todo pasa, es seguir escapando, y el que escapa al final de la historia solo tiene una gran posibilidad, enfrentarse a lo que un día lo hizo correr.

Pero cuando ese día, que sin duda, llega ninguno de los dos son los mismos, el miedo es más grande y poderoso y el que escapa, esta cada día más amedrentado y carcomido por la soledad. Soledad, que al final, solo era una aliada del miedo que vino a embaucarnos y llenarnos el alma de mentiras, mentiras feas, mentiras tontas, mentiras cómo que nadie en el mundo nos va a querer si conoce nuestro verdadero rostro, mentiras cómo que no somos dignos de ser amados, mentiras cómo que no somos dignos de ser perdonados y mucho menos de perdonarnos a nosotros mismos, por escuchar esas mentiras y caer en ese embrujo.

Pero al final del día son solo eso, mentiras que nos tienen atados a un viejo árbol muerto, al cual nos aferramos para impedir que nuestro corazón se rompa en mil pedazos y el dolor no destruya lo poco y nada que el miedo ha dejado de nosotros. Te aferras a este árbol porque todo esto hace que olvides tus ganas innatas de luchar,  te aferras porque eso hace que olvides tus ganas de vivir,  te aferras porque eso hace que olvides algo tan sencillo y complejo como sentir, te aferras porque respirar parece que es lo único que eres capaz de hacer mientras caes en este adormecimiento que da el creer en todas esas mentiras.

Te crees que es así, justo así como debe ser la vida, solo vagando por el dolor y alejándote lo más que puedes del amor, porque el mundo es cruel y nadie puede escapar de eso, pero es mentira.
Porque la vida es eso, pero es mucho más, amamos, nos aman, nos duele y también hacemos daño, pero al final del día sanamos y volvemos a vivir, distintas experiencias, los mismos errores y otros cuantos nuevos, pero no arrancamos, porque, vale todo ese dolor y toda esa pena para que al final del día podamos compartir un abrazo, ser consolado y aprender a consolar, compartir la carga y poder hablar y librarnos de una vez de todo esto.

Se cuan aterrador es sentir, dejar que el dolor fluya y decir los dolores por su nombre, porque es como invocarlos nuevamente, revivirlos y nuevamente sufrirlos, pero es peor seguir corriendo solo, sin compartir la carga y sin saber como detenerse de mentirse uno mismo a la cara. Si no dejas de correr, será una vida solo con ese dolor.

 En cambio, si abres los ojos, veras que por más solos, que creas y sientas que estas, nunca ha sido así, eso fue una mentira más de tus miedos. Respira y deja de apoyar tu dolor en ese árbol frío y muerto... y permítete sentir, permítete mirar y permítete que puedas compartir ese abrazo, que sabes que esta vez es más que solo un abrazo, es hablar sin palabras, es decir, compartir y perdonarte a través de el.
Por eso, solo respira, siente, mira y abraza a quien quieres abrazar y esta ahí para ti, siempre ha estado ahí, porque, jamas lo dudes, siempre va a haber alguien para ti.

martes, junio 09, 2015

y perdí...

Enfrentarse a la derrota no es fácil,
y es de valientes bajar los brazos y asumir,
que no siempre se puede.
Simplemente no puedes huir toda la vida del dolor,
porque sencillamente no hay mal que dure cien años,
porque no hay nadie tan porfiado que lo aguante.
Y yo, ya no aguanto.



jueves, junio 04, 2015

a las palabras pendientes

Dicen que las palabras pasan y son los momentos los que quedan,
pero, ¿qué pasa con aquellas que quedaron pendientes, el adiós inconcluso,
la pregunta latente, el te quiero olvidado y el consuelo inminente?
Esas palabras no pasan, quizás porque no hay momentos que se las lleven, 
se agolpan, y duelen.

Se convierten en un cerro cansado, pesado, en una carga latente, constante, insistente,
que buscan el primer momento, que les recuerde, para huir en una fuga inconsciente, 
navegan cual barco a la deriva por una diatriba a la vida y a la muerte, 
al injusto momento que no llegó, al que con un cansado anhelo esperaron pacientes,
para convertirse de palabras altivas, hermosas, insulsas y latentes, 
en unas melancólicas palabras pendientes

Son estas las que, aparentemente sin sentido, golpean una y otra vez y de alguna extraña manera logran recordarte cada mañana que sientes,  y que aun sigues aquí... vivo.
  

martes, marzo 17, 2015

Hay días como hoy en que me siento tan perdida, que es como estar a la deriva en un mar inmenso, que entre tanta ola no ves nada y si no ves nada ¿para qué seguir nadando? ¿Qué sentido tiene todo esto?...me rindo, otra vez me rindo.
Que el mar me lleve y que pase lo que tenga que pasar.
Quizás, solo quizás, soy yo la que me aferro a este naufragio e insisto en no dejarlo ir.
Quizás, solo quizás, es momento de dejar ir lo que ya no existe y no aferrarme a su recuerdo.
Quizás, solo quizás, es tiempo de entender que nada queda y solo queda dejarse ir en este inmenso, agobiante y eterno mar.

miércoles, febrero 25, 2015

mientes tan bien (8)(8)

miento... me he trasformado en la mejor de las mentirosas estos últimos 6 meses, miento cuando digo que estoy bien, cuando digo que estoy más tranquila, cuando digo que es algo en lo que estoy trabajando en ello, porque en verdad todo se ha transformado en una pila de ropa y  cosas que cada vez que sonrío, esas sonrisas sutilmente tristes, se vuelve más y más grande, dejando cada vez menos espacio para mi.
Miento no porque me guste mentir, lo hago porque ni yo misma puedo lidiar con todo eso, por eso lo apilo, y la verdad no se si algún día pobre, por tanto, no hay espacio para una verdad dolorosa que se transforma en un consuelo angustiante de quien pregunta.
Quizás me convierta en una experta mentirosa, dicen que es un don de familia..solo espero que en algún lugar alguien algún día no me crea, y se de cuenta de mis sonrisas tristes, mi mirada cansada y me consuele aunque sea un poco, porque hay momentos en que siento que tanto dolor solo se vuelve asfixiante y dan ganas de dejar de luchar por respirar.