martes, junio 09, 2015

y perdí...

Enfrentarse a la derrota no es fácil,
y es de valientes bajar los brazos y asumir,
que no siempre se puede.
Simplemente no puedes huir toda la vida del dolor,
porque sencillamente no hay mal que dure cien años,
porque no hay nadie tan porfiado que lo aguante.
Y yo, ya no aguanto.



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