Cada cumpleaños te escribo y este año no tiene razón de ser distinto, solo que esta vez me demore un poquito más porque han sido unos meses complicados, difíciles y tristes, te cuento por qué:
Complicados en tantos sentidos que me ha costado ordenar las ideas y saber de que caja había caído cada uno de los problemas, en algún minuto sentí que no sabía de que lado me estaban disparando, lo que hacía imposible defenderme, por lo que simplemente deje de arrancar y me quede ahí aguantando cada uno de los golpes.
Difíciles, porque todo lo nuevo lo es, comenzar a trabajar en esto que estudie, tener dos trabajos demandantes, tener mamarracho que cada día le va mejor, y aprender a estar sin ti en estos pocos meses, no puedes negarme que son muchas cosas nuevas y que es difícil poder coordinar todo, más no imposible, es solo por eso que aun sigo en la lucha, sino hace meses que habría bajado los brazos.
Tristes, porque es inevitable que las despedidas, los hasta luego y los vuelve pronto, en algún momento, tengan ese sabor amargo de las despedidas, y esas tres frases las he dicho más de lo que mi dulce y azucarada tolerancia al dolor puede resistir ese sabor, y ojo que no es solo a ti a quien extraño, pero tienes gran parte de ese sinsabor.
Ya aclarado mi retraso, paso a lo que nos convoca que es mi carta en tu cumpleaños.
Recuerdo que en la del año pasado te escribí una serie de confesiones, que fueron en parte reclamos y en parte ser un poco más honesta en cuanto a que de verdad te extrañaba, porque para ese tiempo eramos cada vez más distantes en cuanto a relacionarnos como lo hace la gente normal, y dado que nunca fuimos ni seremos normales ni modo, pero nos veíamos cada vez menos y también hablábamos escasamente y esa distancia dolía a no más poder, pero ahora con el paso de los meses entiendo que no fue más que miedo de los dos, porque de alguna manera sentimos que cada vez se acercaba la hora de la despedida y ninguno hemos sido bueno para ese momento, siempre hemos sido torpes, un poco brutos y anhelantes de alargar ese proceso lo más que podamos, aunque eso incluya hacerse los tontos y no poder disfrutar realmente del momento.
Esta vez mi carta tiene solo el propósito de darte las gracias, creo que hasta el momento no lo he hecho de manera "oficial", y si algo he aprendido en esta vida de ti es ser agradecida así que comienzo:
Primero gracias infinitas por enseñarme todo lo que me enseñaste, por confiarme cada una de tus historias, se que muchas se perdieron en ese silencio mortuorio en el que nos encontramos, pero recordare cada una de ellas, con las cuales no solo llenaste los diversos momentos, sino que era la escusa perfecta para enseñarme gran parte de lo que ahora soy, en el último tiempo cada vez que conversábamos y terminaba conteniendote porque las cosas estaban "mal" me decías "espero que esto te sirva para entender a tus pacientes y los puedas ayudar", gracias por no solo enseñarme cosas que solo se aprenden con la vida y que en conjunto con la mamá me enseñaron a ser persona, sino por llenarme de un bagaje cultural impresionante en las situaciones más insólitas, gracias a ti tengo una imaginación infinita y una capacidad de asombro a prueba de balas que aun así no deja de sorprenderse.
Segundo, gracias, porque pese a que no salieran muy bien cada uno de tus intentos por protegernos y protegerme de las consecuencias de tus errores nunca dejaste de intentarlo y para eso usaste todos los recursos que tenias inclusive mentir hasta el infinito, cosa que sabes que odio, pero que pese a que al final muchas de esos intentos salieran mal y causaran más dolor que la verdad misma, logro entender que eso no fue más que un intento de mejorar las cosas, que provenía de tu experiencia directa con la verdad en crudo que hace que las cosas fuesen casi tanto o más insostenibles que con tus mentiras blancas que al final tenían tantos colores como el arcoiris, pero que al final, en el último momento me hiciste sentir que todo eso había valido la pena.
Tercero, gracias por siempre haber estado ahí para mi, quizás no siempre estabas presente, pero siempre en los peores momentos o en los más necesarios apareciste como si fuera magia, no importa cómo pero llegabas, estabas con el abrazo justo y la palabra precisa, que generalmente contenía tu típico "que lesera ¿no?"o "que wea más grande" combinado con "tranquila amor, más se perdió en la guerra", tengo claro cuando fue la última vez que apareciste cual chapolin colorado a salvar la situación, no se cómo pero la mamá y yo nos habíamos peleado cómo nunca en la vida lo habíamos hecho, yo estaba literalmente hecha bolita en mi cama llorando escondida bajo el plumón de la cama, no recuerdo bien lo que conversamos en un principio pero si recuerdo esa sensación que tenía cuando pequeña y la mamá me castigaba de "llega luego, porque se que cuando llegues esto se va a resolver" y llegaste, ni si quiera me extraño, me abrazaste y me consolaste como hace años no pasaba, me dijiste que no importaba cuantas veces peleáramos, sino lo buena que ella era y lo infinitamente agradecido que estabas de ella, de su amor y de que había peleado por nosotros, y muchas cosas más que no recuerdo, porque después de eso me dijiste que tenía que ser fuerte, porque te ibas a morir, que lo más probable es que no pasaras de los 8 meses, un año a lo sumo y fue ese 10 de mayo que todo cambió, ese día no te prometí otra cosa más que ser fuerte, no prometí búsqueda de nuevas opciones, segundas opiniones o vida eterna, porque entendí que era el aviso de una cuenta regresiva, te abrace y ahí me perdí.
Estoy cumpliendo mi promesa, estoy siendo lo más fuerte que puedo, para levantarme a mi, al bicho y a la mamá tal y como te lo prometí, los cuido lo más que puedo y entre tanto trato también de ser feliz, hago lo que puedo con eso, solo espero que tu no olvides que a mi me prometiste que de alguna manera no me dejarías sola y estarías ahí para cuidarme siempre, porque no se quién cresta podrá ayudarme, ahora que no estas.
Cuarto, y último por hoy, gracias por enseñarme a mi, a la mamá y al bicho a aprender a vivir sin ti, se que te he reprochado infinitas veces tu distancia, tu inconstancia y tu inconsecuencia, pero no fue hasta que ayer la mamá lo dijo que fui consciente de esto, no es que justifique todo lo que paso o sane todas las heridas que aun quedan, porque eso solo va a pasar a medida que el tiempo también pase, pero si ayuda a entender algunas de las muchas preguntas y algunas de tus tantas actitudes, pero es cierto, como dijo la vieja si esto hubiese sucedido hace 10 felices años atrás, no se como habríamos logrado partir desde ahí, por lo que reconozco y agradezco el gesto de paulatinamente dejarnos resolver cada uno de los problemas y dejarnos hacer una vida a parte de la tuya y no a partir de esta.
Se que con el paso de la vida son muchas otras cosas las que tendré que agradecerte, así como otras tantas que me quedan por reprocharte para poder sanar, pero solo por hoy estoy preparada para contarte esto y que te extraño de manera infinita, pero que se que poco a poco me reconcilio con tu recuerdo, y es menos doloroso, más honesto y sanador hablar de ti.
Disfruta de la buena caza y del descanso lobo gris, que ya nos volveremos a encontrar...
Infinito te quiero.
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