viernes, noviembre 22, 2013

Para la pena no...

Es inevitable que esta columna no sea para ti, pese a que tu cumpleaños paso hace unas horas, pero es la escusa perfecta para decirte lo que, por miedo al dolor y no poder manejar todo esto más de lo que ya lo hago, hoy ni otros días te he dicho.

Ya pocas veces te digo que te quiero, porque a veces no se si lo hago y creo que logro engañarme y creerme ese cuento, pero es solo que logro de una manera casi mágica encapsular todo esto para que no terminemos todos en el mismo patio de locos, esta es mi primera confesión... hay días en que puedo hacer la ilusión de que todo esto desaparece, pero vives en lo cotidiano, aunque no lo haga consciente.

Mi segunda confesión, es que siento un dolor desbordante cuando abro la caja que contiene tus recuerdos, pero todo lo que pretendo, es hacer creer al mundo que los tire en un rincón de mi. Todo esto es porque siento como si me inundara y me ahogara, pero al final todo se transformara en una angustia que me inmoviliza, me paraliza y me consume, logrando que me pierda en ella sin tener mucha voluntad de salir.

Confesión tres: tengo RABIA, y creo que nunca te lo he dicho, pero tengo rabia, eso ya es algo inevitable... esta aquí y circula por mi sistema como el sentimiento más cotidiano o simplemente cuando recuerdo todo esto. Porque, independiente de lo generosa que fue mi oferta de dejarte buscarte a ti mismo sin rencores, tu eras el papá en esta historia (y aun lo eres), tu te fuiste, tu me dejaste, tu me abandonaste, quizás al mismo tiempo que te abandonaste a ti mismo, pero lo hiciste y después me endosaste a mi la responsabilidad de toda esta mierda.

Cuarta confesión... y creo que la última por hoy... te sigo queriendo, de una manera incondicional y casi enferma, pese a todo lo que siento, aun te quiero, y eso hace que todo se sienta más fuerte, tanto que duele, pero esta no es la confesión...


Esta si lo es: Gran parte del tiempo no te reconozco cuando te veo... estas tan perdido que me cuesta encontrarte entre tanta mierda y dolor que transmiten tus ojos, y algunas veces te logro escuchar cuando hablamos por teléfono, pero son mas las veces en que te vuelves un extraño, hay veces en que eres tan extraño que me das miedo y no se como ayudarte a ti en ese proceso sin perderme a mi o dañar al enano y la mamá, que mal que mal ellos siguen aquí, ellos no se fueron.

Muchas veces esto me hace sentir como una perra desgraciada y odio sentir que me siento a ver como la vida sucede, pero lo hago porque creo que es lo que corresponde hacer, lo que no quita que no tenga puta idea si esta bien.

Hoy me dijiste que hace días soñaste con la abuela, tu madre, que te decía que te iba a llevar con ella y tu disposición a eso es abierta, lo que no deja de estremecerme, porque no entiendo porque debes sufrir tanto, o  porque tu te haces sufrir tanto, ya no lo se, pero es una amargura ver a quienes amas sufrir de esa manera. 
Si es ese tu alivio, que así sea, lo único que viene a mi cabeza es que me gustaría una mágica despedida, de esas con ese abrazo marca registrada que tu me enseñaste a apreciar, dar y respetar a quien tiene la capacidad de abrazar, que es lo que más extraño y extrañare siempre de ti... porque con esos abrazos no hay palabras que decir, solo basta con sentir.

Espero y anhelo que dejes de sufrir y la paz llegue a ti, de la forma que tenga que llegar, aunque signifique poner un punto suspensivo al lado de un "fin".


"...Y esta es mi despedida,
hasta siempre corazón.
Que mi canto de perdón,
te devuelva ya la vida..."
(Nano Stern, Taquirari de despedida)

Te quiero... te amo,
Corre y se libre lobo gris.

sábado, noviembre 02, 2013

Dolor

Estoy aprendiendo que es inevitable cada cierto tiempo conectarse con el dolor, ese dolor que sigue ahi causado por quien sabe que cosa... en mi caso es una herida, de características bastante grandes o que quizás abarca muchas áreas de mi y que cada cierto tiempo me hace recordar la inconfundible sensación del dolor en su estado más puro y sublime.
Llega a ser aterrador este sentimiento, que antes me hacía cometer cuanta locura pasara por la cabeza, hoy solo es melancolía y claro dolor...de ese que corta la respiración y que hace que cada bocanada de aire sea más dolor, sientes dolor, respiras dolor...eres ese dolor.
No deja de sorprenderme la pureza de este sentimiento, y a veces me pregunto si he experimentado algo tan fuerte, algún sentimiento similar a esto, o si esto es simplemente un atisbo de cuanto puede llegar a ser el dolor y simplemente me aterra pensar que exista algo más intenso a esto, solo me hace pensar que simplemente no tendría como sobrevivir si eso fuese así.
Hoy he logrado vivir el dolor de una manera menos compasiva, ya no tengo compasión por mi misma, ya no siento pena de mi misma cuando me sumo en este camino, quizás tiene que ver con que he aprendido con el tiempo, con la vida y con la gente que me ha rodeado y enseñado que no soy una victima constante de este dolor, todos sufrimos en distintos grados y en distintos momentos, a mi me toco todo esto desde pequeña y puede ser que llegue a dar la sensación de que llevo casi una vida sufriendo y es porque es así...pero eso no me hace la persona más sufrida del universo, me hace una persona como las otras, que la diferencia esta en que yo he logrado conectar con esto y estoy tratando de asumir y hacerme cargo aunque muchas veces me pierda o sacrifique a mi misma en el proceso.

Solo que me gustaría poder contar y hablar sin mentir o encubrir este proceso.